todo ese inmenso futuro
como lejanas galaxias,
toda esa eternidad
que nos promete
lo desconocido,
no será más que un día
a merced de tu mirada,
un día eterno,
pero sólo un día
de plenitud y olvido.
"A los locos no nos quedan bien los nombres"-Roque Dalton
todo ese inmenso futuro
como lejanas galaxias,
toda esa eternidad
que nos promete
lo desconocido,
no será más que un día
a merced de tu mirada,
un día eterno,
pero sólo un día
de plenitud y olvido.
Tengo debilidad con esos escritores que son como la famosa rana Michigan J.
No sé si alguno de ustedes recuerda ese "cartoon" de los 50 donde un obrero encuentra, entre las ruinas de un edificio recién demolido, una caja que contenía una rana triste pero que, al sacar una chistera reluciente y un bastón, se convertía en un especie de Fred Astaire cantando y bailando. Al obrero rápidamente se le encendió la luz de la codicia y llevó al milagroso batracio ante un agente de espectáculos, pero la rana volvió a sumergirse en su profunda melancolía sin dar muestras de su genio artístico. El agente no tenía ni tiempo ni paciencia y echó al obrero de la oficina. Entonces, una vez lejos del agente, la rana sacaba otra vez su chistera y su bastón y cantaba y bailaba incluso mejor que Fred Astaire. EL obrero regresó a la oficina del agente, pero la rana retomó su aspecto de infinita tristeza...
Hay escritores que son como esta ranita: escriben una gran novela o un gran libro de relatos o de poesía, pero cuando las grandes editoriales se acercan codiciosamente a ellos y ofrecen jugosos contratos,pierden toda su savia, su talento y se vuelven como Barbetly,según el concepto de Vila-Matas. O simplemente se suicidan o desaparecen aterrados por la fama y todo lo que significa. La lista no es muy larga pero ahí están:Rimbaud,Kafka, Salinger, Arreola, Rulfo,John Kennedy Toole,etc
En esoterismo se utiliza como un método de adivinación.Yo lo uso simplemente como terapia sustitutiva de la lectura intensa y ordenada. Me refiero al hecho de abrir un libro determinado y marcar con el dedo un párrafo o una frase. Hoy lo hice con una novela de Patrick White(australiano, Premio Nobel de Literatura en 1973) y mi dedo rozó esta frase: Y a las horas tempranas, las palabras no hacen más que deteriorar el placer de vivir.
Repetí la operación y mi dedo esta vez marcó con vehemencia: Necesitaba matar algo.
Confieso que a ciertas horas de la mañana una palabra, para un enfermo de ensoñaciones, es equivalente a un asesinato. También las palabras, muchas veces, estropean el placer de la cópula o la simple voluptuosidad de la pereza. En las horas tempranas, la mejor palabra es el aroma del café o el gorjeo de los pájaros o el lejano olor de las almazaras. Esta mañana, ciertamente, estoy enamorado del silencio. Todo lo demás, incluyendo mi familia, es pura niebla. Niebla que despeja el segundo café, ya no tan poético.
También hoy necesito, metafóricamente, matar algo. Talvez a mí mismo. Necesito nacer de nuevo en otro lugar, con otro aspecto, aunque sea en las tierras del Masai-Mara y allí tenga que enfrentarme a un león y matarlo para sentirme libre,definitivamente libre. Y no ser más este proyecto de triunfador o fracasado, preso en las mazmorras de tanta palabra contaminada.
No sé vosotros, pero yo he filmado en mi vida-quiero decir,en mi mente-cientos de películas: comedias mudas al estilo de Harold Lloyd, dramas existenciales a lo Bergman; películas de terror a lo John Carpenter; de suspense como "Los Pájaros";películas de mafiosos imitando a "El Padrino" o "EL honor de los Prizzi"...
Como ven, mi cultura cinematográfica no es moco de pavo.Aunque tampoco es perla de ostra. Por razones de espacio, no puedo mencionar aquí toda mi filmografía imaginaria, casi todas premiadas en Festivales también imaginarios.Eso sí: mi colección de esmokin y pajaritas negras es real, tan real como los discursos que hago frente al espejo en homenaje a mí mismo.
De todas mis películas, la que más aprecio, a pesar de su influencia felliniana y cierto manierismo visual, se llama "Palermo, Palermo",una comedia negra. Como es obvio sólo se ha estrenado en mi mente, y ha sido aclamada e incluso abucheada sólo en los escenarios blancos de mi melancolía,en la inmensa multitud de vivos y muertos que se dan cita en mis recuerdos o ensoñaciones. He aquí la sinopsis:
Francesco, un honrado albañil de toda la vida, acabó en la Mafia.
Hizo el juramento de sangre y se convirtió en matón profesional.
¿Por qué?
Viudo,tenía que mantener a un hijo esquizofrénico que se pasaba la vida comiendo capones, chocolates suizos, devorando literatura francesa-especialmente a Balzac y a Proust.
Francesco también estaba enamorado de Paola, una estanquera de gustos refinados que siempre le preguntaba cuándo la invitaría a un crucero por las islas griegas.
Casualmente, Francesco tuvo que liquidar a su marido por encargo.
A la vuelta del crucero, Paola liquidó a Francesco y a su hijo, también por encargo.
Huyó a la Patagonia en compañía de Dina, su amante.
Un año después, ya en Nueva York, Dina se hizo una operación de cambio de sexo y se convirtió en Dino, un famoso capo de la Gran Manzana. Se casó con Paola y fueron muy felices.
Yo mismo compuse la música imitando a Mancini. En cuanto a los actores,¿qué importancia tienen si en realidad no existen?
Al menos, no cobran y no hacen el ridículo sobre la alfombra roja de tanto festival de pacotilla.